El Venture Capital (VC) o capital de riesgo, es un vehículo de inversión en el que se aporta capital a compañías de pequeño o mediano tamaño, normalmente start-ups, con un alto potencial de crecimiento y un elevado nivel de riesgo, a cambio de un porcentaje de la empresa.
Las compañías que buscan este tipo de capital, suelen ser empresas que no cotizan en bolsa y no tienen la posibilidad de obtener la financiación deseada a través de los mercados públicos de acciones o mediante las formas tradicionales de financiación.
En los últimos años, el mercado mundial de inversión de capital de riesgo ha experimentado un notorio crecimiento. Según la Asociación para la Inversión de Capital Privado de América Latina (LAVCA), desde el 2016 las inversiones en VC en la región se habían duplicado año tras año alcanzando un valor de US $4,6 mil millones en el 2019, año en el cual Colombia ocupó el segundo lugar con una inversión total de US $1,09 mil millones.
Sin embargo, con la repentina llegada de la pandemia del COVID-19, la economía global se vio fuertemente sacudida, lo que llevó a que muchos se plantearan la posibilidad de un posible colapso del mercado global de los fondos de inversión de Venture Capital, dada la incertidumbre generada por la crisis. Ante dicho escenario, nos podemos preguntamos: ¿es posible que la incertidumbre ocasionada por la crisis haya cambiado la naturaleza en que operan los VC o acaso este sector es inmune a este tipo de incertidumbre?
Si bien los fondos de Venture Capital disminuyeron sus ritmos de inversión, según estudios realizados por la National Bureau of Economic Research, se reportó que alrededor del 52% de las compañías que conforman sus portafolios se afectaron de forma positiva o no se vieron impactados por la actual contingencia; el 38% se afectó negativamente pero no de forma crítica, y tan solo el 10% se vio fuertemente golpeado. Más aún, en Latinoamérica, a mediados del 2020 la captación de fondos de VC en la región aumentó en un 30% en comparación con el mismo periodo en el 2019.
Este comportamiento ha sido explicado debido a la naturaleza de los negocios de las compañías respaldadas por los fondos de VC, destacando algunas industrias que se han potenciado, como los Software as a Service (SAAS), las Fintech, la biotecnología y la salud digital. Industrias que al contar con grandes reservas de efectivo y poca deuda, y favorecidas por la tendencia global hacia la adopción de nuevas tecnologías, han logrado permanecer inmunizadas ante los efectos negativos del COVID-19.
En conclusión, a pesar de las predicciones pesimistas sobre el impacto de la pandemia en los fondos de capital de riesgo, estas aún no se han materializado, e incluso, los datos más recientes sugieren que dichos fondos y su portafolio de compañías se han caracterizado por su resistencia frente a la crisis y por su capacidad de crecimiento en tiempos de alta incertidumbre y volatilidad.
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